Este jueves, 8 de mayo de 2025, ha dado comienzo la segunda jornada de Cónclave para elegir al nuevo Papa. Habrá cuatro votaciones, dos por la mañana y dos por la tarde. Sin embargo, solo habrá dos fumatas, al final de cada sesión.
Ayer (7 de mayo), tras tres horas de espera, el mundo vio la fumata negra salir de la chimenea de San Pedro, la constatación de que la deliberación de los cardenales continúa.
Tras la muerte de Francisco, el pasado 21 de abril, el Vaticano declaró nueve días santos, los llamados Novendiales, un periodo de luto oficial. Las normas establecen que el plazo máximo para convocar el Cónclave son 20 días tras el fallecimiento del Pontífice. Ayer, miércoles 7 de mayo, comenzó el Cónclave para elegir al Sumo Pontífice número 267.
Hoy ha dado comienzo la segunda jornada de Cónclave. Mientras no haya fumata blanca, habrá cuatro votaciones, dos por la mañana y dos por la tarde. El Cónclave es el principal foco de atención de todo el planeta ahora mismo. Las votaciones se pueden extender de forma indefinida, aunque, en las últimas elecciones a Papa, el proceso ha durado menos de 4 días.
El gran favorito es Pietro Parolin, afín a Francisco, progresista y actual secretario de Estado de la Santa Sede. Sin embargo, ya conocen el dicho del Cónclave: quien entra Papa, sale cardenal.
Una nueva fumata negra ha salido de la chimenea de la Capilla Sixtina, señal de que los cardenales aún no han alcanzado consenso. La espera continúa en Roma y en todo el mundo.
El cielo vaticano sigue sin respuesta. Sin nombre, sin anuncio, sin Papa por ahora. La tensión se mantiene mientras el Cónclave prosigue en silencio su deliberación.
Un leve sismo de magnitud 2,9 sacudió el sur de Roma durante la madrugada del jueves, interrumpiendo el sueño de muchos residentes entre Valmontone y los Castelli Romani.
El temblor se registró a las 3:42 a. m. cerca de San Cesareo, en un contexto simbólico, justo cuando el Vaticano debate la elección del nuevo Papa.
La fumata blanca indica que un cardenal ha sido elegido papa con al menos dos tercios de los votos. El nuevo pontífice es llevado a la ‘Sala de las Lágrimas’, donde elige nombre y vestimenta para su primera aparición. Luego, el protodiacono anuncia su nombre y el título con el que gobernará la Iglesia. Finalmente, el papa se asoma al balcón de San Pedro para saludar y dar la bendición urbi et orbi.