La Oficina Meteorológica y Sismológica de Islandia (MET) ha informado que en las últimas horas del lunes un volcán ha entrado en erupción a unos 4 kilómetros al noreste de la ciudad de Grindavík, tras un enjambre de terremotos.
Una nueva erupción volcánica en Islandia ha comenzado esta noche en las afueras de la ciudad de Grindavík, confirmando uno de los peores escenarios previstos por los geólogos desde que se evacuó el municipio, el 10 de noviembre. Durante las primeras horas de la actividad, se ha formado una gran fisura de cuatro kilómetros de largo, una línea de magma bien visible desde la capital, que se encuentra a una cuarentena de kilómetros. El geofísico Björn Oddson ha confirmado a la televisión nacional islandesa RÚV que en estos momentos la colada no se dirige hacia Grindavík, si bien está a unos tres kilómetros de este núcleo urbano.
Las autoridades han declarado el estado de emergencia y la principal incógnita es saber cómo se comportará la erupción en las próximas horas o días, ya que la fisura podría abrirse en otros puntos o producir un punto de salida central, como ha sucedido en las erupciones ocurridas en la península de Reykjanes en los últimos años. De hecho, ésta es cuarta vez que hay actividad volcánica en esta región de la isla desde el mes de marzo de 2021. Al tratarse de un sistema volcánico no central, en cada una de estas ocasiones, el magma ha llegado a la superficie en puntos distintos.
El aeropuerto internacional de Keflavík, situado a una veintena de kilómetros de Grindavík, continúa esta mañana las operaciones con normalidad, si bien Isavia, responsable de la navegación aérea en el país, advierte a los pasajeros de la erupción y les invita a consultar las fuentes de información oficial en todo momento. El hecho de que la erupción haya comenzado por encima del nivel del mar es una buena noticia para la aviación, ya que, de momento, el volcán no está produciendo mucho volumen de ceniza y el viento no la derriba sobre el aeropuerto . En caso de que la lava llegara al mar, el escenario podría cambiar sensiblemente, pero, con las informaciones actuales, nada parece indicar que la situación pueda derivar en un escenario similar al del 2010, cuando el volcán Eyjafjallajökull detuvo el tráfico aéreo en buena parte de Europa durante unos días.