Durante los meses de octubre y noviembre de cada año, los pollos de pardela atlántica cenicienta emprenden su primer vuelo hacia el mar. Normalmente lo hacen de noche, guiados por el reflejo de la luna en el mar, pero muchos de ellos acaban accidentados en el trayecto o mueren al desorientarse con la iluminación artificial.
Gran cantidad de ellas son rescatadas y tratadas en el Centro de Recuperación de Fauna Silvestre La Tahonilla, y devueltas al mar tras su recuperación.
Para contrarrestar el impacto de la contaminación lumínica y evitar que las pardelas de desorientes, se proponen una serie de acciones durante estas noches:
– Realizar un apagado secuencial de luces.
– Atenuar la luz artificial.
– Usar de forma responsable la luz artificial.
– Bajar su potencia y/o intensidad.
– Apagar las luces innecesarias.
– Apuntar las luces hacia abajo (luz vertical).