El Ayuntamiento de Santa Cruz de Tenerife, a través del área de Patrimonio Histórico y el Museo Municipal de Bellas Artes, ha llevado a cabo un ambicioso proyecto de restauración de una de sus piezas más emblemáticas, el Cristo Crucificado. Se trata de una escultura de autoría anónima, datada en el siglo XVIII, que presentaba un grave estado de conservación, y que será reubicada en su lugar original, que es la capilla del Cementerio de San Rafael y San Roque, cuando cumpla con las condiciones de conservación adecuadas.
El alcalde de Santa Cruz de Tenerife, José Manuel Bermúdez, destacó la importancia histórica y cultural de esta intervención y señaló que «estamos ante una de las piezas más significativas y, a la vez, más misteriosas del patrimonio histórico de nuestra ciudad. Esta restauración no solo es una acción de conservación, sino también un acto de justicia histórica, que permitirá a las futuras generaciones conocer y valorar un elemento clave en la evolución de nuestra comunidad y nuestra identidad».
Por su parte, el concejal de Cultura, Santiago Díaz Mejías, en la presentación de la obra, que tuvo lugar en el Museo Municipal de Bellas Artes, señaló la relevancia de este proyecto, tanto a nivel artístico como educativo, indicando que “este tipo de intervenciones nos permiten salvar una obra de gran valor histórico y generar un espacio de reflexión sobre la importancia de la conservación del patrimonio cultural. La restauración ha sido documentada rigurosamente para que el proceso sea accesible y comprensible para todos los ciudadanos».
El concejal añadió que la intervención también busca sensibilizar a la población sobre la historia del Cementerio de San Rafael y San Roque, el primero de carácter civil en el Archipiélago, y su relación con las epidemias de fiebre amarilla que azotaron a la ciudad a principios del siglo XIX. «El cementerio fue testigo de uno de los episodios más dolorosos de la historia de Santa Cruz, y recuperar esta pieza de arte no solo es un acto de preservación, sino también un homenaje a todas aquellas personas que reposan allí», indicó el edil.
La responsable del proyecto técnico, Patricia Padrón, explicó que “la pieza, una escultura policromada en talla de madera, fue trasladada al Museo en algún momento indeterminado de la historia, seguramente, para preservarla, pero no presentaba buenas condiciones pues los brazos estaban desmembrados y no tenía dedos” y señaló que “con esta restauración hemos intentado dignificar la pieza a través de una lectura correcta, pero sin interpretar cómo estaba antes de su deterioro”.
Por último, Isidro Larizgoitia Masa, restaurador conservador que ha participado en estas labores de conservación, explicó todo el proceso, señaló que “la pieza estaba perdiendo los estratos y volúmenes importante, y por eso era tan necesarios estos trabajos” y declaró que la escultura “pertenece a la escuela gaditana genovesa”.
Proceso de restauración
La restauración del Cristo Crucificado ha incluido una serie de pruebas estratigráficas, estudios históricos y radiografías, entre otros procedimientos, para asegurar la conservación de la pieza sin comprometer su valor artístico ni histórico. La escultura, que ha estado almacenada en el Museo Municipal de Bellas Artes durante décadas, ha sido cuidadosamente restaurada con el fin de garantizar su integridad antes de ser reubicada en la Capilla del Cementerio de San Rafael y San Roque.
Este cementerio, que data de principios del siglo XIX, fue el primer camposanto civil de las Islas Canarias, y es considerado un lugar de gran importancia tanto en la historia de la ciudad como en su patrimonio artístico y cultural.
La historia detrás de la Escultura
El Cristo Crucificado es una pieza que genera gran interés por su origen y su misteriosa ubicación original. Si bien su datación corresponde al siglo XVIII, no hay certeza sobre si la obra estuvo vinculada al Cementerio de San Rafael y San Roque desde su inauguración en 1810. Las teorías apuntan a que pudo haber formado parte de un Calvario entre las ermitas de San Sebastián y Regla, aunque la calidad de la escultura contradice algunas de estas hipótesis, lo que deja abierta la posibilidad de un estudio más profundo.
La restauración del Cristo Crucificado es un paso más en el compromiso del Ayuntamiento de Santa Cruz de Tenerife con la conservación y promoción del patrimonio cultural de la ciudad, asegurando que estas esculturas sigan siendo un vínculo vivo entre el pasado y el presente.